viernes, 29 de noviembre de 2019

Las seis de la mañana

Cada día me despierto invariablemente a las seis de la mañana. En la (in)seguridad de un hogar provisional, escucho los gritos ahogados entre las olas. Qué frágil es tu castillo de naipes cuando cualquier huida puede tumbarlo, incluso la propia. He espiado estos días a los cormoranes, he escuchado los ecos ajenos y me he dejado arrastrar por la marea de los días, las semanas y los meses. Qué fácil es no comprar nunca un billete sólo de ida, qué difícil dejar atrás los pilares más sólidos de tu existencia. ¿Quién era yo? ¿quién soy? detrás de todo el flujo de decisiones ajenas. ¿Dónde está mi soporte cuando pendo de un hilo de seda? Esta es la pregunta que se perdió en el tiempo, que siempre, tal vez, consideré demasiado egocéntrica para formularla. Esta es la pregunta que apareció como un monstruo a devorarme, primero lento, destrozando poco a poco mis dientes, después más fiero, en el estómago. ¿Quién soy? ¿quién quiero ser? Esa es la pregunta que se alza por fin, ya firme, imposible de ignorar.

jueves, 24 de octubre de 2019

Ave Fénix


Detrás de cada imagen estática hay un mosaico de gestos, un pensamiento itinerante, una mirada única y múltiple al mismo tiempo. Detrás de cada imagen femenina hay un grito ahogado, un nido de serpientes hambrientas, un enjambre de avispas. Somos lienzos agrietados somos, supervivientes. Cuantos más años, más grietas en el alma y en cuerpo. Ella habla del peso de la culpa, de un abismo de sangre, vísceras y leche materna. Ella narra su experiencia desde la distancia y en sus ojos todavía brilla un destello de dolor agudo. Ella grita y en su grito resuenan todos los vientres perforados, todas las culpas asociadas, todas las noches sin dormir con los ojos como platos. Resuena el sonido de la ambulancia y un sinfín de comentarios hirientes e impertinentes. Detrás de cada imagen femenina hay un océano de incomprensión e injusticia pero también hay millones de voces que gritarán al unísono, millones de oídos dispuestos a escuchar, millones de manos dispuestas a escribir por todos los confines de este mundo una definición propia: “Somos el Ave Fénix”.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Natalie II



Por las calles de París, corríamos. Como almas que lleva el diablo, corríamos. Te advertí que siempre corro antes de andar. Te advertí que tantos meses de luto, de precariedad y penas no habían logrado apagar mi pasión. Y salté en tus ojos, salté, en tu sexo.  Te vi lamer con avidez mis heridas abiertas, mis viejas cicatrices. Te vi concentrada en mi placer, amándome, deseándome, haciéndome vivir de nuevo. Entonces, una tarde cualquiera de invierno, te detuviste en seco. Fue voluntario, meditado. Cuánto cansa correr sin una meta clara, dijiste. Y te ofrecí todas las metas imaginables, trazando cien recorridos distintos diseñados al milímetro. Cuánto cansa correr, respondiste.
Ahora me miran las pastillas mientras vuelvo a escuchar los susurros del viejo mueble, y vuelven los huracanes en el estómago, la oscuridad que sobrevive a la noche. Ahora dudo si será más rápido un corte, una sobredosis o lanzarme a la literalidad del abismo. Ahora sé lo que me espera: la precariedad, las penas y el luto. Pero algo late, algo clama, reconozco el eco de un lejano y familiar impulso. No importa la edad, las muertes ni los fracasos.
Nada puede extinguir mi pasión.

sábado, 24 de agosto de 2019

Fa yeung nin wa (I.T.M.F.L.)

¿Qué susurró Chow Mo-wan junto al árbol cuando enterró su secreto? Quiso decir lo impronunciable, lo que le hubiese dicho a ella. ¿Qué palabras utilizaría?, ¿En qué lengua? Lo que Chow Mo-Wan susurró puede expresarse en todas las lenguas existentes, puede gritarse en silencio. El mensaje, expresado en cualquiera de sus múltiples formas posibles, siempre es el mismo.

Tal vez dijo: "Con te fino alla fine del mondo", o : "Si quelque chose de mauvais vous arrive, je meurs", o, un poco más drástico: "بالنسبة لك ، سوف أموت". 
Quizás fue más bien algo así: "Að baða sig á djúpalónssandur getur verið banvæn, að kyssa varirnar getur líka verið banvænt. Ef ég væri hugrakkur hefði ég tekið báðar áhættur.“

Es posible que, en un alarde de simplicidad, optase por un sencillo:"爱你".

Siempre y nunca sabremos lo que Chow Mo-wan le susurró al árbol cuando enterró su secreto, aquello que hubiese querido decirle a ella. 


***



 
 
 
 
 
 




sábado, 27 de abril de 2019

V.

 Era tan desobediente,
como el viento de poniente,
revoltoso y juguetón.


Ustedes la verían haciendo equilibrios al borde del abismo, sin miedo. Con la seguridad que solo dan los años que le faltan y la inmadurez más despótica brotando a gritos de sus entrañas. La verían con su sudadera por las rodillas, con el sol en cada rizo despeinado. La escucharían hablar con madurez, inteligencia,  prepotencia, ingenuidad y estupidez en la misma conversación. La verían pisotear con rabia la edad de "la niña bonita" con el puño en alto y los pies en el cielo.  Ustedes quedarían prendados de la fuerza de su mirada en un instante infinito, si ella quisiera. La admirarían, la amarían, la odiarían. Querrían pulirla, educarla, domesticarla. Ustedes le dirían, "controla esa energía" mientras ponen los ojos en blanco. La observarían demasiado cuando besa a esa chica. Se sentirían, a su pesar, un poco incómodos acomodando sus cuarenta y tantos veranos en los botones de sus camisas . Querrían, en el fondo, llamar desesperadamente su atención.

 Mientras tanto, ella lee silenciosamente un libro o se pierde momentáneamente observando el vuelo de un pájaro. Susurra convencida: "hay esperanza en mi generación". Mientras tanto, ella les ignora deliberadamente y continua haciendo equilibrios al borde del abismo, sin miedo.

jueves, 4 de abril de 2019

A.I.G.B.



Que como te echo de menos, no hay en el mundo un castigo.  



Una tarde cualquiera

Sucede una tarde cualquiera. El cielo está gris y el entusiasmo de otros días se ha perdido entre el tráfico, entre el monótono baile de las agujas. De pronto, la portada de un libro me transporta instantáneamente hasta ella. Pienso, este libro le interesaría  y quiero hacerle una foto, enviársela. Vuelvo a percibir el tiempo de forma inconveniente. De un lado, un abismo insoldable, del otro, bastarían dos pasos atrás para volver a 2012, cuando el silencio no se había vuelto aún inhabitable. Es después, camino a casa, en la lancha, cuando mis dedos se deslizan inconscientes entre los contactos. Entonces recuerdo que, en un acto radical de autoprotección, además de las conversaciones, borré los dígitos, para no poder escribir ni un “te echo de menos” suicida más. 

***


Promesas
Tú y yo nos prometimos muchas cosas, sentadas codo con codo en nuestro bar de referencia. Nos prometimos que, pasara lo que pasara, volveríamos allí al cabo de diez años, juntas. Diez años que entonces parecían (porque lo eran), una eternidad. Nunca se nos dieron bien las promesas, "mucho peor a ti" me dirías si todavía tuvieses ganas de jugar a los reproches. 
Ahora que la indiferencia y el silencio imperan en nuestros infortunados encuentros, ahora que maldigo a la diosa Tyche cada vez que te cruza en mi camino, aquella promesa etílica parece más lejana que nunca.  Pero, aunque tenías razón, como siempre, al señalar la irrevocabilidad de nuestros actos, Tyche es caprichosa y todavía nos quedan tres años.
***

Permanencia

Está ocurriendo, poco a poco tu recuerdo se desliza entre mis dedos y se confunde con el agua. Gota a gota, porque yo elegí que fuese un proceso lento y doloroso. Está ocurriendo, irreprimible, y dentro de unos años será solamente un eco tenue clamando al vacío.

Hoy leo páginas que hablan de pájaros. Pájaros que huyen despavoridos ante el sonido de un repentino y lejano disparo. Hoy leo páginas que hablan de vínculos, vínculos que son pájaros. 

Nunca fuimos tan distintas como en los últimos pasos, el mismo disparo que me alcanzó fue para ti la señal definitiva de la huida, el sonido inequívoco de la liberación. Nunca fuimos tan iguales como en la última idea: 

Permaneceremos, porque ´"nosotras" fuimos "algo más" que un pájaro asustado.