martes, 12 de diciembre de 2017

In-auténtica.

Acaricias la misma taza de café todos los días. Las mismas nubes en el cielo urbano, trayectos idénticos  como gotas de lluvia. ¿para qué? ¿dónde está tu ancla? El mismo naufragio en la seguridad de una vida ficticia. ¿No la has visto acariciando las navajas?, ¿no te das cuenta de como miraba el arrecife, a punto de saltar? Una vez alguien le dijo que cuando cruzas una puerta nunca sabes si es la última vez que la cruzas,y ella jamás lo olvidó. Ha olvidado 10000 ojos, 2000 de ellos azules, ha olvidado incluso la mitad de las frases que le dedicó aquel a quién tanto amó. Ha olvidado los nombres de demasiadas personas. 
Vuelves los ojos a tu periódico, para descubrir idénticos sucesos, mañana verás en la oficina el mismo gesto desagradable en las manos de tu compañero. A final de mes, recibirás la cantidad esperada en la cuenta pero no lo disfrutarás. La sucesión se produce como una melodía infinita y permaneces tranquilo.

Volvamos a ella. A su tendencia a proyectarse hacia el vacío, estaba buscando un ancla. Casi lo consigue. Entonces sucedió algo inesperado y volvió a correr hacia el abismo. De pronto, lo comprendió. Si se muriese mañana, aquella decisión, de todas, ha sido la mejor.