jueves, 2 de septiembre de 2021

La Correspondencia

 La he visto temblar de frío. Un frío que empieza en el estómago y termina en la garganta. La he visto hacer equilibrios sobre alambres finísimos, tambaleándose. Temblar de miedo, en el suelo, con el terrible hormigueo en las extremidades. Me ha visto llorar lugares, paisajes que en su día me atravesaron como agujas en la piel. Me ha visto intentar prender incendios en el mar. Un día dijo entre lágrimas "No soy suficiente". Una noche grité en silencio exactamente lo mismo. Y nos dimos de bruces mil veces, contra muros distintos. 

La he visto saltar los ríos de la playa de Ostende, bañarse en el Cantábrico en pleno diciembre para salir corriendo despavorida después. Saltar y reír bajo los picos de Europa. Caer y levantarse. Conducir bajo los efectos de un ataque de risa incontrolable. Me ha visto volver a sentirme libre. Volver a sentirme feliz. Nos he visto recorrer esta ciudad como si fuese nuestra cada calle, cada esquina.

La miro ahora, frente a mí, y veo su precioso pelo ondulado, indomable, salvaje y perfecto. Le digo "Tienes un pelo increíble" y dice "Anda, anda". 

 

Le digo: "Crack, contigo al fin del mundo". 

Responde: ¿Cuándo nos vamos?