lunes, 9 de enero de 2017

Unicornio Azul

¿De qué habla "El Unicornio Azul" de Silvio Rodríguez?, ¿qué nos quiere decir utilizando tan bella metáfora?

Cuando nos obsesiona una canción, un poema, un libro, nos lanzamos ávidos a saber más, para tratar de entender que misteriosa fuerza llevó al autor/a a escribir las palabras que nos han atrapado, que vivencias le acontecieron, que sufrimiento o alegría le contagió para que haya creado una corriente que nos arrastra, que, en definitiva, nos con-mueve.

Sin embargo, el encanto de la literatura reside precisamente en el desprendimiento. En el momento de la creación, la persona que ha dado vida a las palabras pierde su poder para que nuevos ojos, nuevos oídos y nuevas mentes devoren sus ideas y las hagan suyas. Para que nos identifiquemos, trasladando las propias vivencias a palabras ajenas. Así, mi forma de entender La Campana de Cristal de Sylvia Plath será radicalmente distinta que la de una adolescente estadounidense que la leyera hace veinte años, y, desde luego, se alejará con creces de las pretensiones de la autora al escribirla.

Cuando Nieztsche lanzaba al aire la siguiente pregunta: ¿quién habla?, Foucault atisbaba una posible respuesta en la afirmación de Marllarmé: "la palabra misma", borrándose a sí mismo de su propia obra. La palabra literaria logra hacer desaparecer al sujeto, constituye la experiencia del exterior, del afuera, plantándole cara a un pensamiento que tiene la particularidad de encerrar al sujeto en sí mismo.La experiencia literaria moderna ya no resulta relevante quién habla sino ese murmullo literario mismo, ese fluir, esa marea de palabras enloquecidas, lo verdaderamente importante no es otra cosa que el habla misma que cobra vida y lo invade todo con su danza salvaje.

Me encierro ahora una y otra vez en el Unicornio Azul, que para mí, es la pérdida de un aspecto fundamental de mi misma, probablemente irrecuperable. Y, si la escucho dentro de diez años quién sabe que más habré perdido, quién puede decirme hoy que nueva esperanza enterrada encarnará el esquivo unicornio.

 El acto de crear se convierte así en un oasis comunicativo, en el que las obras no se agotan en un contexto determinado, sino que son reinterpretadas y reinventadas constantemente, mientras la autoría se pierde sin remedio en la imparable marejada humana.