sábado, 1 de diciembre de 2018

14-11-1929

Anoche lo descubrí en tu mejilla, te delataron las arrugas surcando el rostro, trazando bellas raíces.

Vas a sobrevivirnos a todos.

Porque tú eres un árbol.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Cristales Rotos

Perdona niña triste, mis arrebatos.

42 años. Un hombre que la amaba la describió así: "Pelirroja, peligrosa y pizpireta". Alguien dijo también "destrozahogares". Tenía la vitalidad de una tormenta y el rubor del amor suicida en sus mejillas. La locura propia de los genios, la fuerza egoísta de los niños malcriados. Si hubiese sido un cuadro, habría sido el vivo y hermoso retrato de un incendio.
Una niña de doce años la quiso como a una madre, la quiso como a una amiga. La niña aprendió que un mal amor puede llevarte al hospital, aprendió el significado de la palabra "orfidal". Dos mujeres que se llevan treinta años pueden ser amigas si sus risas resuenan por la ribera del Ebro, si se enfrentan juntas a los inviernos fríos y soleados de la ciudad del cierzo.

Cuentan que a veces, cuando la vida se tornaba insoportable, podían verlos a los tres tumbados en el parque grande, mirando al cielo y riendo por cualquier estupidez. Con las tardes soleadas como arma, el hombre enamorado, la niña y la mujer-incendio burlaban imbatibles sus problemas.

La vieron susurrar en sueños una fecha siempre pospuesta, la vieron llorar de risa, morir de amor y desgarrarse ahogando sus gritos en los cojines. La vieron renunciar uno a uno a sus sueños hasta que los cristales estallaron.

***************************************************

El 31  de octubre de 2007 , en el apartamento junto al mar, hacía frío. Como un conjuro, la niña, con sus diecisiete recién cumplidos y la mujer-incendio con su amor suicida a cuestas, recitaron juntas "Me sobra el corazón" de Miguel Hernández. Fue un mal presagio. Después vieron la televisión, esa noche echaban Battle Royale en la 2. Otro mal presagio.

Se perdieron. Tal vez hubiesen podido ayudarse, de no haber estado tan desorientadas, cada una en su propia oscuridad. Una en sus malditos diecisiete, otra en sus malditos cuarenta y siete. Se perdieron y solo una de ellas pudo renacer, hoy la veríais lamer sus cicatrices con cuidado.

Se perdieron. Y la mujer-incendio se apagó.


A Pilar. P. R. No fueron suficientes las tardes soleadas, no fueron suficientes para salvarte.






 

jueves, 13 de septiembre de 2018

Rutinas

Es la lancha de las nueve menos cinco. Ni la anterior, ni la siguiente. La de las nueve menos cinco. Se sienta justo delante, saca lentamente toda su artillería y comienza el ritual de cada mañana. Primero la brocha, los polvos, después la máscara de pestañas. Siempre los mismos pasos, uno a uno, frente al espejo.

Ella ejecuta su rutina y yo, en secreto, la espío. Tiene las uñas cuidadas, pintadas de rosa palo. Siempre he admirado a las personas que cuidan su manicura, pues demuestran una disciplina de la que otras personas carecen. Debe sacarme veinte años, calculo mentalmente mientras observo sus rasgos. Hay algo en ella que me impide imaginarla más joven. Es absolutamente presente. Otras personas leen, desayunan, miran el mar o duermen. Pero es en ella, en sus manos, en su pequeño teatro donde la luz se detiene. Y de pronto, en el breve trayecto del pueblo a la capital, no existe nadie más.

Ayer, en la lancha de las nueve menos cinco, ella no estaba. Y, por primera vez en dos semanas, mi día fue otro.

jueves, 21 de junio de 2018

OBSESIÓN

"Nocturno de cristal

Los cisnes cobijan la luna bajo sus alas.
¿Quién ha sembrado el fondo negro
de anzuelos de oro?
Las hojas de los árboles
sobre el estanque sueñan
con un viaje a ultramar.
Me ha tentado el suicidio
y al mirarme en el espejo
me ha espantado mi doble
ahogándose en el fondo.

Lucía Sanchez Saornil"

Insomnio

No existe el tiempo durante un insomnio. A veces, tramposo, finge su propia existencia, te lanza agujas giratorias y te las clava en los párpados. Tú los recibes como alfileres diminutos y vas contando  las horas de menos, las horas de más. Tic tac, tic tac...

Entre tanto, la noche avanza.

Uno a uno, a veces todos de vez, aparecen los fantasmas. Empeora con la edad. Comprendes, poco a poco, que los fantasmas existen en tus entrañas, no en el afuera. Siempre es más fácil enfrentar un enemigo externo. Ahora ya no eres un niño, de nada servirá gritar o pedir ayuda.

El insomnio, posesivo, te quiere para si mismo, no permite compañías. El verdadero insomne sabe que de nada sirven las pastillas cuando se impone el silencio. Cuando los párpados permanecen abiertos como platos. Entonces, mira los alfileres de frente, sujétalos en el aire y frénalos uno a uno. Recuérdalo. No existe el tiempo durante un insomnio.



domingo, 13 de mayo de 2018

Martes sagrados

Me salva vuestra risa. De mi propia reactividad, me salva un aplauso sostenido en el tiempo.

Tus ojos sabios, con mil vidas detrás. Me salvan. Amable sufridora, testigo permanente de nuestros errores. Me sorprendió tu edad como un hachazo, ochenta y ocho, igual que me sorprenden mis veintiocho años esperando en la esquina, como veintiocho lobos hambrientos.

Me salvan tus anécdotas, la imagen de una niña de tres años jugando a imitarte. Tu risa de hoy es un eco de la de entonces y, sin embargo, tus ojos sabios endulzan el salón mientras recuerdas. Ochenta y ocho años de experiencias que nos regalas imbatible. Inimitable. A los tres años jugaba a intentarlo, a los veintiocho aspiro a parecerme aunque sea un ápice a tu ejemplo.

A veces tu apellido te hiere, a veces te respalda, a veces te avergüenza y otras te enorgullece. A veces, muchas veces, tu apellido te salva.

Lo dije hace mucho tiempo, lo repito en estas horas de exasperante negación.

Pertenecer a esta familia de locos ha sido lo único que me ha hecho realmente feliz. 



domingo, 11 de marzo de 2018

Alfa centauri

"Y la noche coge mal color, vamos a decir qué es amistad"


Busco las palabras que nos salven para siempre. Las palabras mágicas, para que tus ojos vuelvan a mirarme. Una vez brillamos, eternas, con las manos entrelazadas entre ríos de gente.
Bastaba entonces con el tiempo compartido para respirar sin peso. Pero hoy tus ojos me acusan, casi me ruegan, que cese en el intento.

Cuatro años pueden ser eternos.

Cuatro años infinitos.

Cuatro años.



Te pierdo.








domingo, 4 de febrero de 2018

Matar a Alcestis

Regresas, vestida de luto. Ángel de tu propia muerte. Dime, ¿quién te rescatará esta vez?. Has aparecido en nuestros sueños, como una espiral, tan hermosa que resultaba imposible hacerte el menor daño. Tan seductora, tan dispuesta. Con tu determinación inquebrantable, con tu juramento. Morir en tu lugar, mi amor. ¿Qué puede haber más digno? La literalidad de todas las promesas.
Infinitamente valiente.

¿Cuántas veces te rescataremos? El bello y sádico sueño de morir eternamente. ¿Cuánto tiempo más moriremos por ellos? Tú, que fuiste dibujada por un hombre, tú, que nos has acompañado en cada pálpito inconsciente. 

Ha llegado tu hora, al fin. Y lo haremos a nuestra manera, con más esfuerzo que violencia.  Vamos a reescribir tu relato para hacerte libre, para coserte alas.

Abandona tus ropas de luto, Alcestis, y que tu desnudez  simbolice nuestra libertad.

Nunca más un sacrificio, nunca más: "Admeto, yo moriré por ti."

jueves, 18 de enero de 2018

Sainte-Victoire

"Ya dormiremos" decías entonces, consciente de lo efímero de nuestro instante. Y yo tenía tanto sueño...pero abría los ojos para retener en  las pupilas cada margen de tu rostro, "Ya dormiré", pienso ahora, pero todo ha cambiado. A veces, en sueños, un abrazo vuelve a devolverme la vida. A veces, en un instante más efímero que el nuestro, vuelvo a creer en algo con la vehemencia de las almas débiles a la fascinación. Pero de ti, que eras para mi las leyes, y  las patrias, y los padres, de ti no podía dudar.

Esta pasión es distinta, cada día con un brillo, carente de todo sentido. Y la sigo ciega, y la agradezco, y vuelven las lágrimas y los abismos. Si mi cuerpo es de arena ¿seré capaz de dar un paso sin desmoronarme? Si mi cuerpo es de pluma, bastará un soplido malintencionado. Pero "ya dormiremos", pensábamos entonces, y me moría de sueño. Ya dormiré, pienso ahora, contemplando Sainte Victoire en peligro de muerte.