martes, 26 de abril de 2022

Mercurio

 

En mercurio amanece dos veces al día. No siempre. Sucede cuando la velocidad angular orbital excede en magnitud a la velocidad angular de rotación. Es algo maravilloso que ocurre en un mundo que jamás conoceremos ni tú ni yo en primera persona. Tal vez podamos, un día, observando juntas las estrellas, hablar sobre ello. Sobre Venus y su gran océano. Sobre Júpiter y el metano líquido que una vez la ciencia confundió momentáneamente con agua. Durante ese tiempo, el metano líquido se transformó, en una parcela de la realidad que resulta intangible, que permanece en el terreno ontológico de lo pensado, en agua. En una promesa de vida. Sueño con que, algún día, cuando  pueda atisbar el color de tus ojos a través de mis sentidos, cuando conozca el timbre único e intransferible de tu voz, hablaremos de ello.

jueves, 2 de septiembre de 2021

La Correspondencia

 La he visto temblar de frío. Un frío que empieza en el estómago y termina en la garganta. La he visto hacer equilibrios sobre alambres finísimos, tambaleándose. Temblar de miedo, en el suelo, con el terrible hormigueo en las extremidades. Me ha visto llorar lugares, paisajes que en su día me atravesaron como agujas en la piel. Me ha visto intentar prender incendios en el mar. Un día dijo entre lágrimas "No soy suficiente". Una noche grité en silencio exactamente lo mismo. Y nos dimos de bruces mil veces, contra muros distintos. 

La he visto saltar los ríos de la playa de Ostende, bañarse en el Cantábrico en pleno diciembre para salir corriendo despavorida después. Saltar y reír bajo los picos de Europa. Caer y levantarse. Conducir bajo los efectos de un ataque de risa incontrolable. Me ha visto volver a sentirme libre. Volver a sentirme feliz. Nos he visto recorrer esta ciudad como si fuese nuestra cada calle, cada esquina.

La miro ahora, frente a mí, y veo su precioso pelo ondulado, indomable, salvaje y perfecto. Le digo "Tienes un pelo increíble" y dice "Anda, anda". 

 

Le digo: "Crack, contigo al fin del mundo". 

Responde: ¿Cuándo nos vamos?

domingo, 19 de enero de 2020

Experiencias de extranjería.

Cuando el extranjero reconoce su extrema fragilidad, un atisbo de libertad brilla entre sus dedos. Cuando el esclavo es consciente de sus cadenas y besa en silencio la gravedad de su peso, se sabe de pronto libre. Has mordido suavemente el polvo, lamido con avaricia la mugre de las baldosas. En el fondo, cada palabra que antes encerraba un significado distinto, sabe a vacío y abrasa. En el fondo, estás desnudo, infectado y gravemente herido.  El objeto de tu deseo, desfigurado, ríe desde las alturas. En el fondo estás vendido y eres, de nuevo, libre.



Levántate.



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viernes, 29 de noviembre de 2019

Las seis de la mañana

Cada día me despierto invariablemente a las seis de la mañana. En la (in)seguridad de un hogar provisional, escucho los gritos ahogados entre las olas. Qué frágil es tu castillo de naipes cuando cualquier huida puede tumbarlo, incluso la propia. He espiado estos días a los cormoranes, he escuchado los ecos ajenos y me he dejado arrastrar por la marea de los días, las semanas y los meses. Qué fácil es no comprar nunca un billete sólo de ida, qué difícil dejar atrás los pilares más sólidos de tu existencia. ¿Quién era yo? ¿quién soy? detrás de todo el flujo de decisiones ajenas. ¿Dónde está mi soporte cuando pendo de un hilo de seda? Esta es la pregunta que se perdió en el tiempo, que siempre, tal vez, consideré demasiado egocéntrica para formularla. Esta es la pregunta que apareció como un monstruo a devorarme, primero lento, destrozando poco a poco mis dientes, después más fiero, en el estómago. ¿Quién soy? ¿quién quiero ser? Esa es la pregunta que se alza por fin, ya firme, imposible de ignorar.

jueves, 24 de octubre de 2019

Ave Fénix


Detrás de cada imagen estática hay un mosaico de gestos, un pensamiento itinerante, una mirada única y múltiple al mismo tiempo. Detrás de cada imagen femenina hay un grito ahogado, un nido de serpientes hambrientas, un enjambre de avispas. Somos lienzos agrietados somos, supervivientes. Cuantos más años, más grietas en el alma y en cuerpo. Ella habla del peso de la culpa, de un abismo de sangre, vísceras y leche materna. Ella narra su experiencia desde la distancia y en sus ojos todavía brilla un destello de dolor agudo. Ella grita y en su grito resuenan todos los vientres perforados, todas las culpas asociadas, todas las noches sin dormir con los ojos como platos. Resuena el sonido de la ambulancia y un sinfín de comentarios hirientes e impertinentes. Detrás de cada imagen femenina hay un océano de incomprensión e injusticia pero también hay millones de voces que gritarán al unísono, millones de oídos dispuestos a escuchar, millones de manos dispuestas a escribir por todos los confines de este mundo una definición propia: “Somos el Ave Fénix”.

viernes, 6 de septiembre de 2019

Natalie II



Por las calles de París, corríamos. Como almas que lleva el diablo, corríamos. Te advertí que siempre corro antes de andar. Te advertí que tantos meses de luto, de precariedad y penas no habían logrado apagar mi pasión. Y salté en tus ojos, salté, en tu sexo.  Te vi lamer con avidez mis heridas abiertas, mis viejas cicatrices. Te vi concentrada en mi placer, amándome, deseándome, haciéndome vivir de nuevo. Entonces, una tarde cualquiera de invierno, te detuviste en seco. Fue voluntario, meditado. Cuánto cansa correr sin una meta clara, dijiste. Y te ofrecí todas las metas imaginables, trazando cien recorridos distintos diseñados al milímetro. Cuánto cansa correr, respondiste.
Ahora me miran las pastillas mientras vuelvo a escuchar los susurros del viejo mueble, y vuelven los huracanes en el estómago, la oscuridad que sobrevive a la noche. Ahora dudo si será más rápido un corte, una sobredosis o lanzarme a la literalidad del abismo. Ahora sé lo que me espera: la precariedad, las penas y el luto. Pero algo late, algo clama, reconozco el eco de un lejano y familiar impulso. No importa la edad, las muertes ni los fracasos.
Nada puede extinguir mi pasión.

sábado, 24 de agosto de 2019

Fa yeung nin wa (I.T.M.F.L.)

¿Qué susurró Chow Mo-wan junto al árbol cuando enterró su secreto? Quiso decir lo impronunciable, lo que le hubiese dicho a ella. ¿Qué palabras utilizaría?, ¿En qué lengua? Lo que Chow Mo-Wan susurró puede expresarse en todas las lenguas existentes, puede gritarse en silencio. El mensaje, expresado en cualquiera de sus múltiples formas posibles, siempre es el mismo.

Tal vez dijo: "Con te fino alla fine del mondo", o : "Si quelque chose de mauvais vous arrive, je meurs", o, un poco más drástico: "بالنسبة لك ، سوف أموت". 
Quizás fue más bien algo así: "Að baða sig á djúpalónssandur getur verið banvæn, að kyssa varirnar getur líka verið banvænt. Ef ég væri hugrakkur hefði ég tekið báðar áhættur.“

Es posible que, en un alarde de simplicidad, optase por un sencillo:"爱你".

Siempre y nunca sabremos lo que Chow Mo-wan le susurró al árbol cuando enterró su secreto, aquello que hubiese querido decirle a ella. 


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