jueves, 16 de marzo de 2017

Los Idénticos

"Rebusco en la memoria                                         
el rincón donde perdí la razón, 
y la encuentro donde se me perdió 
cuando dijiste que no" 

"Siempre, siempre te alejas en las tardes,
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas"


Ha muerto. "Inquieta, insegura, interesante" rezan temblorosas las letras en su lápida. Tú la escribiste ¿recuerdas? te preguntaron cuáles serían las palabras más adecuadas y, sonriendo, dijiste "inquieta, insegura, interesante". Y exclamaste que nadie olvidase que sus ojos verdes encerraban la belleza del universo, que a sus diecinueve años había sido la musa de más de un millar de artistas torturados.

Tú también has muerto. Ocurrió en el instante en el que alguien arrancó tus ojos, dejando tan solo dos cuencas vacías. Antes de morir ella los buscó hasta la extenuación, observó con detenimiento cada imagen,  hasta que la decepción la desarmó por completo.

Ahí están ellos, los idénticos, continuando vuestras vidas por caminos irreconciliables. Los ojos de ella ya no encierran universos y los tuyos han sido sustituidos por una mala copia. Los idénticos han olvidado día tras día vuestros incendios, a fuerza de atardeceres acumulados, oficinas y trabajos precarios.

Pero a veces, cuando llega la noche, ella, la idéntica, se rinde al sueño. Entonces sucede. Se produce la resurrección, el reencuentro, el retorno de los incendios. Ella corre, vence cualquier obstáculo para alcanzarte, como antes, como siempre. Y tú la esperas, y le sacas uno a uno los alfileres, los mismos que clavaste en su espalda con tus propias manos. De pronto, encuentras al fin las palabras adecuadas creando, en un instante, el universo perfecto que en vida siempre le negaste. Pero las reglas no han cambiado, y te despides,  te marchas, como antes, como siempre.

La idéntica despierta algo confusa, envuelta en una extraña tristeza y, sin saber muy bien por qué, busca la imagen. Contempla a un desconocido cuyo nombre reconoce en algún rincón remoto de su memoria.Vuelve a esforzarse, pero no lo logra, no reconoce sus ojos. Incómoda, cierra el ordenador y piensa, no sin un cierto desencanto, en el día que le espera.





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