viernes, 27 de mayo de 2016

"Gente tóxica": de la necesidad de contaminarse.

Sentada, distraída, 
perdida en el oasis de sus pensamientos,
encontrareis a la joven superviviente,
con el pincel entre sus dedos
y la oscuridad en sus ojos.


Parece otra vida y sólo han transcurrido cinco años. Cinco años desde que fuimos las peores amigas, después de conocernos, acercarnos y querernos.
Parece otra vida cuando, ante los ojos de los demás, éramos solo las "chicas mudas" que hablaban demasiado entre ellas, incapaces de comunicarse con el resto, qué delito. No pueden ser solo amigas, pensaban algunas personas, ahí hay "algo más".

Y lo había, había un mundo construido entre las dos. Ese lenguaje que inventamos las personas cuando conectamos con otras de un modo especial. Y al final ¿eso son las relaciones no? al menos yo siempre lo he vivido así, relaciones intensas a causa de este carácter tímido que me acompaña siempre.

Luego llegaron las peleas y aquella insoportable desconfianza. Y empecé a hablarle de ti a todo el mundo, pidiendo consejo. Entonces apareció, tan oportuno, en las revistas, en la boca de familiares y amigos, aquel discurso de la gente tóxica.

Y, solo con los años, he comprendido lo peligroso que es este discurso. Nos hace creer que hay personas que son en sí mismas perjudiciales, divide las relaciones en dos bandos, "la buena" (por su puesto yo) y el vampiro emocional (por su puesto tú). Y te imagino leyendo aquellos artículos o pidiendo consejos sobre mí, invirtiendo los papeles.
Y así, nuestra historia "verdadera" se pierde entre tu versión y mi versión. Seguramente, si queremos buscar una realidad, estaría entre las dos. Porque las dos tuvimos comportamientos dañinos, porque las dos alimentamos aquel bucle en el que nuestra amistad se ahogaba cada vez más.

Pero además, el discurso de la gente tóxica describe a estas personas como "vampiros" porque al contarte sus problemas absorben tu energía.La única solución es alejarse y no volver a ver a estas personas tan negativas.

¿Qué nos está pasando? Si un amigo acude a ti para buscar ayuda no es para absorber tu energía, es porque busca un consuelo.
Y si nos hemos vuelto tan miserables como para ignorar a las personas que nos importan, a las que queremos, porque nos necesitan, creo que estamos perdiendo el significado de la amistad ahogándonos cada vez más en nuestro egocentrismo. En la situación en la que estamos, necesitamos tejer redes de apoyo, redes mediante las cuales nos ayudemos los unos a los otros, y discursos como el de "la gente tóxica" nos distraen de esta necesidad incipiente, nos enfrentan.

***

Míranos, todavía hoy, buscándonos la una a la otra para saber como estamos, o para vernos. Y se que si volviese a vivir mi vida me gustaría encontrarme contigo, porque no eres una persona tóxica, juntas nos intoxicamos. Y en ese "juntas" se esconden algunos de los instantes de los que hablaba Nietzsche en "La gaya ciencia", instantes capaces de hacer que volver a vivir mi vida infinitas veces no se me antoje un insoportable tormento.

A Ana.